Budapest se ha ganado el título de Ciudad de Balnearios. Ya en la época de los romanos estos se dieron cuenta de que sus aguas termales estaban repletas de minerales, y los otomanos, que conquistaron esta región en el siglo XVI, construyeron con mucha habilidad una gran cantidad de baños termales. El balneario Széchenyi, cuya construcción finalizó a principios de la década de 1900, es uno de los más grandes y hermosos de la ciudad. Además, su increíble ubicación en el Parque de la Ciudad no hace sino añadirle encanto.
A primera vista, el balneario Széchenyi es muy similar a un palacio, con el Parque de la Ciudad haciendo las veces de jardín. Su fachada de color ocre y las galerías le llevarán hasta la recepción, decorada con un colorido fresco. Este atractivo ambiente barroco es uno de los lugares de encuentro preferidos por personas de todas las edades. La entrada de acceso permite disfrutar durante todo el día de dos amplias termas de vapor exteriores, 15 baños termales terapéuticos, jacuzzis y una amplia variedad de saunas.
“Es importante refrescarse; los más osados se atreverán con las piscinas de hielo.”