A un par de kilómetros a las afueras del centro de Graz se encuentra el extenso castillo de Eggenberg, rodeado de lujosos jardines. En el siglo XVII, era la residencia en la que se alojaban los miembros del poderoso Ducado de Estiria. En nuestros días, el castillo es considerado como uno de los mayores tesoros austríacos de la arquitectura barroca. Atrae a un elevado número de visitas con exposiciones de la colección del Museo Universal Joanneum.
Todo comenzó con el príncipe Hans Ulrich von Eggenberg, que en el año 1625 encargó la construcción del palacio. El arquitecto italiano que nombró para ello, elaboró en el proyecto arquitectónico una representación simbólica del universo. En la actualidad, la planta baja se utiliza para las exposiciones, pero las 24 salas del piso noble se han conservado de forma intacta. De ellas, la habitación planetaria es la más imponente. El pintor de la corte, Hans Adam Weissenkircher, dotó al techo de varios paneles de gran tamaño. Con ellos, elevó a los cielos a la familia Eggenberg casi de forma literal, con numerosas referencias a la astrología, la numerología y la mitología.