Es un milagro que la parte más antigua del centro de Fráncfort saliese indemne de la Segunda Guerra Mundial y tanto los visitantes como los locales todavía dan las gracias por ello. Las casas medievales y las hermosas plazas hacen del centro histórico un entorno romántico para comprar, comer y beber.
Fráncfort puede ser uno de los centros financieros del mundo con rascacielos ultramodernos y relucientes, pero el centro histórico a orillas del Meno, el río que atraviesa la ciudad, todavía evoca los días de los carruajes y las plumas. Pasee por las estrechas calles con fachadas medievales hasta Römerberg, una plaza comercial llena de antiguos cafés y bonitas tiendas. La plaza está rodeada de hermosos edificios históricos; el antiguo ayuntamiento es una de las construcciones más sorprendentes.
“Encontrará arte y cultura en todos los rincones del centro histórico de Fráncfort”