Cerca del centro de Dresde, hacia el sudeste, se erige el palacio de Pillnitz. En el siglo XVIII, fue hogar de Ana Constanza de Brockdorff, condesa de Cosel. Fue la más famosa de la larga serie de amantes de Augusto II el Fuerte, rey de Polonia y elector de Sajonia.
Después de que la condesa cayese en desgracia a ojos del rey, él reclamó el palacio que le había regalado. Entonces, encargó al famoso arquitecto Matthäus Daniel Pöppelmann que lo remodelase por completo. El rey y su casa real eran conocidos por sus hábitos hedonistas, por lo que Pillnitz recibió el sobrenombre del "palacio del placer de Dresde". Incluso aún hoy, es fácil imaginar cómo llegaban los invitados por el río Elba en una góndola profusamente decorada para asistir a las espléndidas fiestas del palacio.