El Castello Sforzesco, que antaño simbolizó el poder, encierra hoy un fuerte atractivo cultural. Esta enorme ciudadela, situada en el centro de Milán, fue en otro tiempo una fortaleza impenetrable. Desde su interior, primero la familia Visconti, y después los Sforza, gobernaron la ciudad. Desde 1896, el castillo alberga una de las mayores colecciones de arte de Milán. Tómese su tiempo para admirar la muestra de esculturas, porcelana europea y mobiliario barroco.
Galeazzo II Visconti, el primer duque de Milán, ordenó su construcción en 1358. El resultado fue un castillo con una imponente planta cuadrada, con fosos, puentes levadizos y paredes de hasta casi 7 metros de espesor. Cuando Filippo Maria Visconti, el último varón de la familia Visconti, murió en 1447, los habitantes de Milán proclamaron la breve República Ambrosiana, y se procedió a la demolición completa del castillo. Sin embargo, poco después, Francesco Sforza se autoproclamó duque de Milán y lo reconstruyó, añadiéndole además una torre central de 70 metros de altura: la Torre del Filarete.